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viernes, 25 de julio de 2008

Es increible como nunca tuvimos nada en común. De verdad quería que lo tuviéramos pero no es fácil intentar.

sobre los protagonistas...

Detesto cuando las películas termina y no hay posibilidad de secuela. Me quedo tan preocupado por los personajes terciarios; todos lo que rellenan el fondo. Los que viven las catástrofes sin drama. Solo gritan en dos o tres escenas y no te enteras cuanto se afecto su familia, por cuanto tiempo perdió el sueño, o si en efecto sobrevivió con salud psiquiátrica el secuestro de un Godzilla, la posibilidad de un Armagedón o la explosión de todos esos carros a la misma vez. Nunca te enteras si tuvo novia, si lo dejaron, si lloro de dolor o de pena. Es sumamente cruel como presentan el mundo alrededor de los protagonistas, como uno liso y sin segundas partes.

Si fuera por mi, haría los dramas más aburridos del mundo, serían las historias del encargado de los elevadores y lo aburrido y absurdo de los demás al creer que su trabajo es malo y tedioso. Haría la historia de todos los gerentes de restaurantes de comida rápida, de todos los que nuca quisieron ser super héroes, doctores y/o astronautas. Seguramente sería como tomarle el pulso a la humanidad.
He decido, finalmente delegarle esto a otro.
Mientras esperaba a que salieras del cine, me mataba el dolor de estomago que siempre me da cuando estoy nervioso. Quería evitar hace semanas fumar en este tipo de estado, pero es casi inevitable sentirme como me siento.

El segundo cigarrillo, el que se fuma de corrido cuando terminas el primero; ése es el que me hace sentir gente otra vez. Puedo volver a andar con prisa sin mirarle la cara a la nadie. Pierdo finalmente la vergüenza, cumplo con la cuota de muerte que me pide el estomago cada vez que hago algo mal.
Nunca encontré la llave; esta semana la he perdido en dos ocasiones.

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Ayer tuve finalmente la oportunidad de sentarme en la verja desde donde se ve hacia la ventana de tu baño. Espere por horas que amaneciera para poder ver mientras te bañabas. Llevaba días intentando salir a tiempo del trabajo para poder llegar antes de que salieras de tu casa. No he tenido días libres últimamente, la cosa esta cada vez más densa y más pesada; sí supieras que este es el mejor momento de mi semana, tal vez te demorarías un poquito más al lavarte la cabeza.

lunes, 21 de julio de 2008

Volví a fallar. No sé como llegar a tiempo.

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Momentos como este, son explicitamente atendidos por monstruos que no reconocemos. Ardillas gigantescas que te llenan la cabeza de excusas y gigantes de papel que te nublan de pretextos el futuro. Una vez más es curioso como hay que inventar héroes, agujeros y trincheras para evitar huir de tales fenómenos. Nuevamente no sabremos como nombrarles, a quien dirigirnos cuando le encontremos nombre, ni donde escribirlos cuando necesitemos clasificarlos. Será cosa del pasado pedir ayuda, estoy casi seguro que llegará el momento en que no sabremos a donde ir.