ninguno me ve
nada me delata
a veces extraño cruzarme con vivos
no sé con exactitud que extraños de ellos
deben las sonrisas
acá lejos
todo el mundo esta muerto
y yo creo que he muerto con ellos
a veces
algún vidente curioso
se las arregla para montarse en el tren
y cuando sin culpa
me asomo con prisa a la puerta del metro para entrar desesperado
una criatura ocasional
por lo regular de cabello largo y negro
me sonríe y me mira a los ojos
me interroga con detenimiento
buscando adentro mío
algo que todavía permanezca tan vivo como el rostro que me obligó a mirarme
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